miércoles, 28 de noviembre de 2012

Días invisibles





estaba negado
mirar hacia adentro
para no recordar
que éramos lo que no desean que seamos
porque nadie espera más allá de los sueños

G. Carrera


En el cielo se extiende una tenue luz proyectada por un sol apenas visible, pequeño e indefenso como retoño en pleno invierno. Montañas alrededor, vestidas de novia, pulcras, recién visitadas por la brisa fría y sublime del lugar. Hoy brilla el piso, no hay rastros del pasto verde que ayer saludaba a los transeúntes; un lienzo níveo ha revestido recuerdos de un tardío verano.
Caen pequeños cristales del cielo, agua helada convertida en arena movediza, suave y brillante. Delante, se abre un pequeño camino que conduce hasta un lar de madera amparado por grandes árboles blancos, expectantes de peregrinos perdidos. El aire glacial se asienta en las mejillas ateridas y errantes de las personas; uno camina para no ser un árbol blanco más del paisaje: rígido, yerto…  
Cuadro de texto: “…el hogar es cuando estas con las personas que quieres…”
En una ventana, se observa la figura de un hombre de cabellos negros sujetos detrás de la nuca desprevenida, de barba caprichosa y ojos verdes, los cuales contemplan la inmensidad de una cercanía incierta. Es Guillermo Carrera, un tipo normal que hace una cosa que se llama trabajo de profesor y ciertamente, hoy no nos encontramos en la  Facultad de Comunicación; hoy, nos hemos transportado a un país lejano, a la Tercera Roma septentrional. Salido de una lejana narración, ahí está él, dispuesto a contarnos alguna de sus tantas historias; una historia real, incierta, la suya.
Éxodos
Como seres humanos, a muchos de nosotros nos agrada la idea de tener un solo comienzo, alevosía teórica que ronda la mente, afortunadamente muchos están conscientes de la innegable multiplicidad de comienzos. Para el profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación en la BUAP y también en la UDLAP, el suyo se encuentra ligado al Distrito Federal; quizá su nacimiento haya sido en Puebla pero el lugar que lo formó, fue aquél.
Hijo menor de una familia de 5: mamá, papá, hermana, hermano y Guillermo. Todos ellos, itinerantes en la República Mexicana. “Mi infancia fue muy extraña, en el sentido de que mi familia se la pasaba viajando” Un día se encontraban en Celaya, otro en Tijuana, uno más en Puebla y otro más en el D.F… y mientras esto sucedía, el niño Guillermo veía la carretera desde la ventana del coche, luego subía la vista y encontraba a las estrellas, fieles compañeras en sus éxodos constantes.
El ausentismo del lugar de pertenencia no es sinónimo de extravío o confusión, el hogar, a fin de cuentas se puede hallar en cualquier sitio, su expresión es ligera y tímida al comenzar, después, toma el camino peligroso de la confianza incompleta entre enseres cotidianos: “Me parece que el hogar es cuando estas con las personas que quieres…este invento de que hago mi casita y ahí esta mi hogar es otro invento mas del ser humano para sentirse dependiente de las cosas como siempre lo ha querido hacer
Familias hay por doquier, historias sin fin por contar entre personas viviendo juntas, sin embargo, éste no es el momento. Las distancias forman trayectorias cuantificables, a veces, otras, simplemente se pierden a la vista en el horizonte, sin ningún voluntario para medirlas. “Me enseñaron que tenía que desapartarme de esa primera familia y hacer lo que tengo que hacer”
Los relatos fluyen, pero no acerca de la familia, ese es un tema aparte, la mirada resuelta del narrador construye un muro que separa intimidades colectivas de las individuales.
Afuera, la nieve ha cesado de bailar en el viento y adentro, en las paredes que alguna vez fueron árboles vivos, se dibujan cuentos vivientes: dos niños pequeños sentados en un vagón del metro; el periférico cómplice de los mismo niños que sin recelo avientan huevos a transeúntes incautos y otros más que se mezclan entre risas inusitadas y recuerdos certeros.
“La parte adolescente fue complicada, no era un nerd, pero tampoco un desastre, era una combinación de ambos” A los 13 años, los libros conocieron a un ávido consumidor de letras e historias, no por obligación, sino por gusto; letras que, dibujaron un panorama más amplio del que ya existía en la mente de Guillermo. La gente me veía muy raro, yo creo que desde entonces era yo neurótico” Pero eso no importaba mucho, las preocupaciones colectivas no eran primordiales en su vida.  Se dedicaba a vivir como lo había aprendido desde pequeño, cuando aprendió que conocer personas y nuevos mundos con ellas, significaba una aventura; por eso, a veces viajaba a escondidas, tomaba una mochila y zarpaba a algún lugar de la República, quizá Guadalajara y allí, aprendía de nuevo a ser alguien en un mundo.

Cuadro de texto: “Quise a hacer lo que mis maestro no hacían, enseñar un poco bien…”
Después de estudiar la siempre fácil Licenciatura en Matemáticas (sarcasmo que ha salido como flecha invisible), decidió continuar con sus expediciones a lo largo de la República Mexicana. No fue un camino corto, fueron 913 días de lecciones e historias que sirven hoy como destrezas para vivir, para seguir haciendo y deshaciendo lo que presenta el porvenir. Historias que se quedan ausentes en el descubrimiento de otras. No alcanza el tiempo ni el ánimo para revelarlas.

El retorno a casa es siempre necesario

Después de buscar y encontrar, algo hacía falta en la vida de Guillermo Carrera, estudiar Lingüística. Así lo hizo. Al tiempo ya se ganaba la vida dando clases de matemáticas, y conociendo la vida que en un futuro habría de acogerle ineluctablemente, la de ser educador.
“Quise a hacer lo que mis maestro no hacían, enseñar un poco bien…compartir con los demás lo poquito que se….me encanta hacerlo, pero lo que me desespera es que los de enfrente no reaccionen…me gusta la ‘comparticion’, compartir lo medianamente que se”
Con dos licenciaturas, una maestría en ciencias del lenguaje, y próximamente un doctorado, el profesor llena la agenda invisible que se extiende en su escritorio. Siempre con algo qué hacer, si no es estudiar, dar clases, leer o memorizar algo, es tiempo de salir y tomar, refrescarse de esa ardua tarea que llena su ser.
“Mi pasatiempo: disfrutar la vida”

Ahora que las ramas de un viejo árbol golpean los cristales de la ventana, se ha vuelto incontenible preguntar más allá del profesor espabilado; saber qué cavila en tardes como ésta donde la nieve agudiza sonidos de pasos extraños y los sutiles rayos solares producen juegos de luces en el aire, es naturalmente necesario.
Al cuestionar acerca de sus gozos cotidianos, responde rápidamente con el gusto por la lectura. “Si yo tuviera toda la vida para leer sería fabuloso”
 Religión taciturna es para él la lectura. Y así como en algunas religiones existe el cielo y el infierno, el profesor menciona su trinidad: “Dostoievski es dios, secundado de Borges y Fernando Pessoa”; en el infierno yacen Edgar Allan Poe y Charles Baudelaire.
“Cuando leí a Dostoievski sentí que había encontrado algo, qué no lo se, pero había encontrado algo. Nos habla de las profundidades del alma, mundo internos”

Cuadro de texto: “El amor lo puedo encontrar en cualquier parte del mundo cuando alguien es capaz de mirar a los ojos a otro y decirle de manera sabes que te amo demasiado”
Underground, un estilo característico de quien se descubre amante de The Velvet Underground, Jimi Hendrix, Sonic Youth, Café Tacvba, Control Machete y la fabulosa banda de El Peyote Asesino, nombres que se revelan con una leve sonrisa en el rostro, como recordando sonidos enterrados.

Sin embargo, con tiempo, pensándolo claramente, se descubre la verdad, “mi pasatiempo, ahora que lo pienso, es disfrutar la vida en todo su esplendor”.

Ya vuelve la nieve, cae ligera y constante. Ocasión como ésta no se desaprovecha. Salimos a caminar por la vereda. A unos cuantos metros se encuentra un pequeño brazo del Moskvá, límpido y homogéneo, enmarcado por arbustos alguna vez verdes y hoy pálidos.
Y de repente surge la pregunta indiscreta ¿qué hay con el amor? Bueno, el paisaje es adecuado esta vez, el semblante del hombre caminante se torna y vuelve a escucharse la voz que se ampara en el recuerdo…

“El amor es algo que se desarrolla como el desarrollo de la conciencia, porque cuando pensamos en amor pensamos en el hombre o la mujer perfecta…amar es una capacidad que se va desarrollando con el paso del tiempo. Capacidad humana que difícilmente la gente la desarrolla a plenitud, porque nadie quiere en este tiempo perder tiempo dinero y esfuerzo; si yo te amo tu me tienes que amar a fuerza, de la misma manera, con la misma intensidad. El acto del amor es órale ésta es mi emoción este es mi corazón y te lo pongo en esta bandeja, este soy yo, este es un intento de yo, soy así y así y así, no me gusta esto y esto, y en la configuración de haber si puedo soportarlo, ahí se encuentra el amor…”

Parece una serpiente enterrada, saliendo de la nieve alrededor del río; el invierno juega con nosotros para que busquemos figuras como en las nubes, porque no nos damos cuenta que el cielo esta en el suelo y el suelo en el cielo…Juegos perturbadores como amantes señoriles.
“Amar es odiar al otro… el amor es un juego de miradas, caricias, de intenciones, ideas, de todo, pero como juego debe ser cuidadoso porque está en juego la vida de la otra persona”
Como niño al encontrar la verdad de las verdades, se revela la proeza de la que no todos somos capaces y añoramos sentir…“El amor lo puedo encontrar en cualquier parte del mundo cuando alguien es capaz de mirar a los ojos a otro y decirle de manera sabes que te amo demasiado”

Tal vez ha mencionado esto por su estado, la sonrisa indeleble lo delata. Entre los árboles perennes y unos cuantos más despojados de sus hojas, el sol comienza a declinar; Guillermo Carrera está loco, él lo ha confesado; y entiéndase loco en el en sentido más sano de la palabra, lo diferente en sí. “Dicen que los locos como yo, odian a los perros y los perros odian a los locos porque saben lo que son capaces de hacer” He ahí uno de sus temores, los perros, asunto que no oculta en su poesía.

Como debe ser

A las personas les fascina el descubrir recovecos de las intimidades ajenas, saber lo que sucede detrás de la puerta, indagar acerca de muertos y desaparecidos, no por compasión sino por sorna meditabunda. Sobre todo cuando se trata de inspeccionar a sus dioses.

Existe la duda y el silencio, en el que vivimos cuando dudamos, cuando reímos y lloramos. Creemos en lo que queremos que los otros crean que creemos y vivimos sintiendo que nuestra estancia física se posterga hasta quien sabe quien quiera cuando, anidando titubeos.
Cuadro de texto: “…quiero que me recuerden como tengan que recordarme…”
El maestro que camina de regreso a casa después de una charla a orillas de un río congelado, se ocupa de éstos pensamientos varias veces al año, como todo ser humano, “Creo que existe un poder superior, no se si sea dios, pero es superior a mi, porque lo he vivido, hay algo que hace que se muevan las cosas…Inclusive en la nada hay algo”
Creo en la vida, en el ser humano, en la humanidad, en que podemos hacer las cosas cuando tengamos las ganas de hacerlo. Creo en el budismo, una filosofía de vida interesante.
El budismo no es una religión, es una forma de ver el mundo, que no corresponde con esta cosa que se llama oxidente y digo oxidente con x de oxidado.”

El viento se ha vuelto huraño, los pasos se hacen raudos mientras la ventisca ataca de frente; la piel siente pequeños cristales afilados. Pero no se puede decir adiós sin pensar en la posteridad. Existe una tendencia a hacerlo.
Cada día se aprende algo nuevo, se embarca en pensamientos lejanos de seres inciertos, se sumerge en aguas profundas o superficiales que dejan bosquejos de civilizaciones antiguas, perdidas y halladas en secreto.

El tiempo se ha agotado, el temporal impide escuchar más relatos. Se agradece la oportunidad que se ha presentado esta ocasión; conocer solo una ínfima parte de un ser no menos interesante que debatido, aunque él no lo piense de esa manera.
Ahora que su casa ha quedado detrás, después de un agradecimiento pertinente, en la luz de la ventana aparece de nuevo la figura errante del hombre de barba inusitada; con su tradicional postura serena, sorbe una taza de café, fiel compañero de historias, esperando un alma dubitativa y famélica de conocimiento, alguien con quien compartir su entendimiento.

No he volteado a observarlo, sé que lo veré de nuevo. Prefiero quedarme con sus últimas palabras al cuestionarle por su destino. Recordadas al compás de mi paso sobre la nieve en un país extraño, donde he estado nunca, en mis sueños o en los de alguien más, porque pedir soñar que se vive y disfrutarlo es un aliciente olvidado en nuestra cotidianidad.

“Me gustaría ser recordado como una persona que vivió en el mundo, y que trato de vivir lo máximo que se podía vivir, no me gustaría ser recordado como una buena persona, tampoco me gustaría ser recordado como una mala persona, me gustaría ser recordado como una persona en el mundo…creo que ese papel no me corresponde a mi, no se…quiero que me recuerden como tengan que recordarme, para bien o para mal.”


viernes, 16 de noviembre de 2012

Cuentos que cubren montañas


 
La niebla baja fría y húmeda en la cordillera de la Sierra Norte de Puebla, la danza matutina de los primeros rayos solares con la espesa vegetación apacigua el eterno invierno en que parece estar embelesado Zacatlán de las manzanas; exaltando su rocío matutino, brillo terrestre en las mañanas.

Por un sendero enraizado en las montañas, escondido, algunos dirían, de ojos curiosos, se llega hasta una casita de madera, asentada al final de un estrecho camino rodeado de árboles de aguacate y capulines, mismos que proveen de sombra y sustento al viajero.
La única edificación perceptible es aquella humilde pero bonita casa, con su chimenea de piedra, que hace recordar a las cabañas de cuentos europeos.
El santuario de ventanas y puertas verdes, con una pileta repleta de agua helada y un majestuoso árbol con ramas en flor lo habita la señora María Francisca Lucía.

Son apenas las 6am, pero el día ha comenzado para ella desde hace dos horas, el sol ha despertado tarde.
Ahora, ocupada como siempre, se balancea con su menudo cuerpo de un lado para otro, buscando una taza para servir un poco de té, un plato para los frijoles recién hervidos en la olla de barro y un pocillo para el delicioso pulque blanco.
Al fondo, en la estufa se escucha el vapor que sale de una olla, calentando la atmósfera.
Tomamos asiento en los sillones verdes de Doña Lucía, ella frente a mí, yo frente a ella y a nuestro lado, el chisporroteo incesante de la madera calcinándose en la chimenea.

“Ya viene el invierno, la madera cruje y el aire canta en las montañas, por eso me gusta estarme aquí, arrullada y protegida por la naturaleza ¡tan chula ella!; pero bueno, has venido a escuchar una historia, mi historia ¡así que vamos comenzando que pa’ luego es tarde!”



*Entre egipcios, esquimales y matronas

Cuadro de texto: “No me acuerdo mucho de mi infancia, un poquito nada más, porque solo me duró 4 años, luego, a los 5, ya estaba cambiando pañales…”En Zacatlán los niños nacen con piel de esquimal y egipcio, aguantan bajas temperaturas y también resisten oleadas de calor, por eso, el 3 de diciembre de 1947, cuando Doña Lucía nació, su mamá la dejó tendida entre las plantas de frijol para que se fuera acostumbrando a su nuevo hogar.

Facundo López Barranco, hombre trabajador y silencioso, tenía 21 años cuando escuchó a su mujer pegar un grito a lo lejos en el campo, y se imaginó lo peor (-una víbora, un azotador o cualquier otra alimaña ponzoñosa la ha picado-) pero nada de alimañas, el grito era el anuncio de los dolores de parto. Raudo, cruzó los cien metros que lo separaban de su señora, pero al llegar, ya todo estaba hecho, la niña recién nacida envuelta en un rebozo y María Guadalupe López López de 22 años, madre primeriza, fatigada a su lado.
Le pusieron María por la madre, Francisca por el santoral y Lucía por no dejar.

“Será una niña sana” auguró la matrona; los padres, contentos al escuchar aquellas palabras procuraron que así fuera. La pequeña niña jugaba entre las milpas en verano, en otoño se subía a los capulines y en invierno cuando su papá fumaba gruesos puros, ella jugaba a fumarse las ramitas de los arbustos y expulsar vaho como si fuese el humo imaginario.
“No me acuerdo mucho de mi infancia, un poquito nada más, porque solo me duró 4 años, luego, a los 5, ya estaba cambiando pañales y cuidando a mis hermanitos recién nacidos”

No hay más que estos de recuerdos infantiles, pronto comenzaría la vida de trabajo que duraría, muchas décadas más.


*Deberes

Cuadro de texto: “…cuando mi mamá se fue de la casa, me puse bien triste, me acuerdo que todas las noches lloraba pidiendo que regresara…”

Con tres hermanos varones menores (José, Filiberto y Lázaro), doña Lucía no tenía tiempo de retozar entre los verdes campos repletos de flores y árboles, más bien, debía acompañar a su madre a la misa de 5am, después, ayudarla a preparar el almuerzo, luego, hacer los quehaceres de la casa (barrer el piso de tierra, limpiar la estufa de barro, bañar a sus hermanos, cambiarlos y darles de comer) y por último, cuidar a los borregos y gallinas que estaban en el corral; todo esto, mientras su mamá se iba a trabajar con su papá al campo.
Así se le fue la infancia, trabajando desde tempranito hasta el anochecer para ayudar en casa, pues todo esfuerzo tiene una recompensa en el cielo, según le decía la catequista de la Iglesia.

“Hacía todo eso con gusto y de buen modo, me daba alegría poder ayudar a mis padres y cuidar a mis hermanos, pero luego, cuando mi mamá se fue de la casa cuando yo tenía 6 años, me puse bien triste, me acuerdo que todas las noches lloraba pidiendo que regresara, mientras escuchaba a mi papá llorar y emborracharse solito en su cuarto”

El semblante de Doña Lucía se torna serio, pensativo. Una pausa entre sus recuerdos acompaña a las llamas del fuego que pululan a la distancia…

“Ahí se acabó la infancia para mí. Pero bueno, eso tenía que pasar, Dios tiene planes inimaginables. Aprendí a ser independiente, más fuerte, entrenando para aguantar los golpes que me iban a tocar después.”

* “…Lucía se casará, no hace falta mandarla a la escuela…”

Cuando la señora Guadalupe se fue de la casa, no le avisó a nadie, tomó sus cosas y se marchó a la capital del país. Un día, el señor Facundo recibió una carta donde le explicaba las causas: …”quiero que mis hijos estudien una carrera profesional y no podría ser así si me hubiera quedado allá en el pueblo…por eso, te encargarás que el dinero que yo mande, sea para la escuela de José, Filiberto y Lázaro, Lucía se casará, no hace falta mandarla a la escuela…”

Cuadro de texto: “El amor, para los niños y los tontos, nada más”
Sin embargo, el padre de Doña Lucía no pensaba lo mismo, así que la apoyo para estudiar la primaria; la secundaria y la carrera técnica en secretariado corrieron por cuenta de ella.
A los 15 años, consiguió un trabajo de secretaria en una primaria y de ahí la mandaron a una escuela rural en Oaxaca, donde se hizo aún más adepta a la religión católica.

Al oír la palabra amor, la señora Lucía sonríe, luego frunce el seño y por último, lanza una carcajada que no acaba de extinguirse sino en las interminables reminiscencias que se apoderan de su pensamiento. “El amor conyugal para unos no se hizo solo para los niños y los tontos, nada más, lo demás, es amor de Dios”

La luz que entra despacio por las ventanas es más fuerte; ya no hace tanto frío, la neblina se ha ido, al igual que las llamas que hasta hace algunos minutos calentaban la estancia.
Los muebles a nuestro alrededor conjugan épocas discretas y extravagantes; caminamos por la casa, Doña Lucía muestra las habitaciones repletas y vacías de trebejos, cuentos interminables de experiencias sucedidas en algún albor del recuerdo.

“Estuve casada, por la Iglesia, ¡imagínate!; lo único bueno fueron mis 5 hijos, Guadalupe, Guillermina, Ángel, Andrés y Carmen; José Ávila, mi esposo, ya no importa, se fue con otra y jamás volvió, ¡que Dios lo cuide!”

¿Para qué preguntar algo que provoca angustias y pesares al ser recordado?
 El silencio dice mucho a destiempo.

“Un amor cuando se tuvo, se recuerda lo bueno; lo malo, se deja para los ratos de pereza, cuando no se tiene nada qué hacer, y cómo yo siempre estoy ocupada, pues ya ni me acuerdo.”

*Predicando entre montañas
Cuadro de texto: …los fines de semana se encargaba de impartir el catecismo en la parroquia de su comunidad… 
Caminar es bueno para la salud, pero también puede resultar ser benéfico para el alma. No se trata de caminar por caminar, se trata de caminar para vivir eso que se esconde de la mirada de transeúntes distraídos y anonadados por imágenes, ruidos y demás cosas que cual bombas, caen destruyendo imaginación y pasibilidad al unísono.

Caminar, ha llevado a la señora Lucía por varios lugares de Puebla, y con un solo propósito: “llevar la palabra de Dios a aquellos que no han tenido la suerte de escucharla”.
Sí, fiel creyente de su fe, recorrió varios cientos de kilómetros, con sus hijos a cuestas para llevar a cabo su misión en la vida, ser predicadora de la fe.
Turnando sus obligaciones como madre trabajadora, los fines de semana se encargaba de impartir el catecismo en la parroquia de su comunidad y en otras a las que el Padre Rafael, su amigo y ex compañero de escuela, le encargaba acudir.

“Siempre tomé con gusto esas tareas, me dieron la oportunidad de conocer a mucha gente y poder compartirles mi conocimiento, además, ya tenía experiencia, después de haber trabajado en la escuelita en Oaxaca. A mis hijos les gustaba mucho ir a predicar”

Y entre plática y plática, Doña Lucía recuerda que estamos en el mes de las misiones y que se debe orar por los que como ella, han dedicado su vida a predicar. Prende una veladora a María Auxiliadora, la única imagen en casa.

Cuadro de texto: “Un hijo mío ha estado en la cárcel, mi hija mayor no puede tener hijos, mi papá, el único que se preocupó por mí, se murió hace cuatro años en esta casa, mis hermanos están peleados, mi familia olvidada…”“No creas que soy bien santita, tengo respeto por mi fe y por las otras que existen. Dios ha estado conmigo siempre y jamás me ha abandonado, pero eso no muchos lo entienden, o no lo quieren hacer”

*Reinos venideros

La única grabadora que hay en la casa, está rodeada por discos de Los Yonics, Los Temerarios y Los Tigres del Norte. El sonido que se escucha ahora, ya no son los pájaros en los árboles ni el arrullo del riachuelo que corre detrás de la casa; ahora se apodera de nuestros oídos, un tambor, una guitarra, un teclado y una triste voz que canta lo nuestro fue más blanco que la nieve, el beso aquél más dulce que la miel, palabras tristes, que en mi mente vivirán…
Después de escuchar tan triste canción, Doña Lucía se para y comienza a bailar al compás del acordeón, para explicar como se baila al ritmo de los Tigres del Norte: y un paso para acá y otro por allá, los brazos así y las caderas así…entre varios ritmos, baila porque es feliz a pesar de todo, baila porque le gusta, porque así lo ha hecho cuando se le antoja, porque la alegría no está peleada con ella, porque así es ella.

“Un hijo mío ha estado en la cárcel, mi hija mayor no puede tener hijos, mi papá, el único que se preocupó por mí, se murió hace cuatro años en esta casa, mis hermanos están peleados, mi familia olvidada. Todos los días salgo a trabajar cuidando niños y a mis 65 años, voy y vengo, hago la comida, le ayudo a mis hijas con mis nietos, hago el quehacer y mírame, sigo vivita y coleando, ¿qué más puedo pedir? ¿Descanso? ¡uhmm! ¡ojalá! Pero eso solo Dios lo dirá. Mientras tanto, hay que bailar, sino ¿cuándo? ¿Cuándo ya esté muerta?”

Una balada de Los Temerarios según informa Doña Lucía, comienza a ser cantada por la relatora de innumerables cuentos que cubren montañas: “Caminando voy, y así debe ser yo no dejo de soñar, ni me detengo a pensar lo que de mi dirán, mejor les canto aaaah,eeeeeh…”  

En el cielo, el sol se oculta temeroso de la luna que sale a pasear entre los cantos y bailes de la dueña de muchos relatos que no nos ha dicho, los que se han quedado con ganas de ser contados al mundo, pero que promete salir a buscar a aquellos recuerdos que han salido a pasear entre neblina y arbustos lejanos, aquellos que guarda entre sus sueños lejanos de un reino venidero.




martes, 13 de noviembre de 2012

Cambiando personas para cambiar mundos



 
Los oprimidos han de ser el ejemplo de sí mismos, en la lucha por su redención.
Paulo Freire.


Los humanos somos una especie interesante, vivimos en comunidades que a veces rechazamos, pero no nos alejamos de ellas porque el miedo a sucumbir desprotegidos y olvidados; sin embargo, pocas veces nos preocupamos acerca de los problemas que están a nuestro alrededor, la razón: falta de sensibilización, observación e interés participativo.
Y es ahí, en la participación, donde el ser humano se vuelve parte de algo, apropiándose de la acción, la mayoría de las veces, para obtener un beneficio.

El paradigma participativo, dentro de la comunicación para el desarrollo, ofrece diversas ventajas y desventajas, sin embargo, es más factible que ofrezca mejores resultados debido a la contribución de ideas nuevas y sobre todo, la participación de los individuos.
Sin embargo, esto, a su vez, puede llegar a ser un dilema, puesto que obtener la confianza y disponibilidad de una comunidad es una tarea nada sencilla, incluso, la de una sola persona.

Al observar el panorama que ofrece el paradigma dominante, encontramos una comunicación vertical, que no ofrece más que ideas usadas, viejas y quizá, poco efectivas en ciertos casos.
La mayoría de los proyectos de desarrollo se dirigen a zonas marginadas, comunidades tercermundistas y sectores arraigados de la población; así, éstas personas necesitan que el investigador tome conciencia acerca de la diversidad cultural en la que se adentra, el contexto en que se vive y sobre todo, que interiorice profundamente que el trabajo que realizará será dirigido para y con ayuda de los beneficiados.

Llevar a cabo un proyecto de desarrollo desde el paradigma crítico implica varios aspectos.
El primero de ellos se centra en el investigador/motivador, dicho de esta manera por las acciones que llevará a cabo, puesto que se encargará de iniciar la chispa que genere la acción por parte de los individuos en la comunidad; para esto, la actitud es importante, pues como diría Paulo Freire, enseñar exige saber escuchar, no sólo las problemáticas de las personas, sino saber hacerlo con humildad, ser empáticos, reconocer la cultura del silencio que está presente en las personas, compartir y recibir, comprender necesidades.

Se dice fácil, pero desafortunadamente, no todos tenemos la capacidad para poder llegar a hacerlo.

Un proyecto considerado participativo, implica, como su nombre lo dice, la participación de los actores más importantes, los beneficiados.
Para lograrlo, es de vital importancia la acción de los comunicadores y de la comunicación, factores que por medio del diálogo, se encargan de identificar el problema y plantear las posibles soluciones para el mismo, pero todo esto, con la colaboración de los individuos afectados, pues son ellos quienes conocen la problemática y la viven.

Factor importante, también es que al entrar en contacto con los afectados, sean ellos quienes aporten las ideas clave para la resolución del problema. Al entrar en esta cuestión, muchas veces, los comunicadores confunden humildad con una marcada desfachatez, misma que impide la participación por falta de confianza en los participantes.

El llegar al lugar de acción y decir que venimos con el fin de aprender de ellos y que ellos lo saben todo, no significa ser modestos, con esto solo ganamos desconfianza en los participantes, todos nosotros sabemos algo, todos nosotros ignoramos algo, por eso siempre se aprende. Es importante llegar con la idea de compartir experiencia y conocimiento. El diálogo es una manera fundamental de hacerlo.

Una vez que hemos conseguido la confianza y la participación de la gente, lo más importante en un proyecto participativo, será siempre, el proceso, más que el resultado.
Lograr que los participantes se apropien del proyecto, es considerar por un principio, que el proyecto ha tenido éxito; lo siguiente será no dejar de observar y trabajar en el mismo, orientarlo hacia los objetivos planteados; trabajar cada día junto a los actores principales para encausarlo al éxito.

Todo esto, utilizando a la comunicación como instrumento fundamental en el cambio del pensamiento humano.

Existen varias herramientas, tanto artísticas (teatro participativo y callejero) como ortodoxas (carteles, periódicos murales, impresos y medios de comunicación como la radio que lleguen al público deseado de la manera más sencilla).
 Sin embargo, debemos siempre recordar que la comunicación interpersonal es el medio más eficaz para llevar a cabo la enacción, donde el individuo reconoce, apropia y actúa como sujeto-objeto de su realidad.

Así, el descubrimiento creativo del mundo inicia con un diálogo participativo, donde las ideas surgen a medida que la comprensión tanto del espectador (comunicólogo) como el del actor (beneficiado) acerca del problema, sea encausada por la vía del conocimiento colectivo, para compartirlo, difundirlo y crear medidas emergentes de resoluciones, mismas que impliquen la unión de ambas visiones para el desarrollo no solo físico, sino también cultural y cosmogónica del panorama en el que coexistimos.

Darle al hombre la seguridad de poder actuar en beneficio de su comunidad y con conocimientos que él mimo posee es fundamental en la tarea de comunicadores para el desarrollo.
Se trata de orientarnos, tanto a los beneficiados como a nosotros, hacia un proceso de reconocimiento como seres capaces dentro de un entorno para resolver problemáticas afines; darnos una pauta para manifestar las ideas que se encuentran sujetas por el delgado hilo de la inseguridad y el desconocimiento, mismo que es roto por la comunicación participativa y activa.

Este proceso paradigmático nos lleva de la mano por una transformación más vasto, el proceso mismo de la humanización, de contemplarnos en el otro y él en nosotros.

Defendamos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concienciació

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Comunicación en las Organizaciones Intangibles del e-commerce




Se ha hablado bastante acerca de los beneficios que traen consigo los nuevos medios de comunicación, como las redes sociales y los portales en la Internet, sin embargo, no muchos se enteran del nuevo método de comercio: las empresas intangibles.

Existe, en el ámbito comercial una diferenciación entre bienes y servicios, el primero de ellos, referido al tangible que proporciona una satisfacción al cliente; el segundo, una actuación de una o más personas para proporcionar satisfacción al consumidor.
Todo esto hasta hace algunos años era un asunto de organizaciones que literalmente se veían, existían físicamente y en donde el consumidor interactuaba directa o indirectamente con una organización somática.

Hoy en día, la existencia de muchas organizaciones se ve ligada al auge de la Internet y el progreso tecnológico, mismo que provee las herramientas necesarias para cubrir las crecientes demandas mundiales de instantaneidad.

Las empresas tradicionales, desde la década de los ’70, han optado por tener un sector de mercado digital, debido a los diversos beneficios que esto confiere, pero hablar de la creación de una organización meramente digital, es otra cosa.
De esta manera, el surgimiento de empresas intangibles o invisibles ha sido un punto primordial para las economías en todo el mundo, convirtiéndose en el nuevo método de comercio 2.0.

Una empresa intangible es aquella que no existe físicamente, pero que aún así, se establece digitalmente; donde, por medio de elementos tecnológicos ofrece bienes o servicios al consumidor y realiza sus transacciones a través del comercio electrónico, comúnmente denominado e-commerce.

Comienzos palpables

Si hablamos históricamente, los inicios de esta nueva forma de comercio surgieron en E.U. a través de Montgomery Ward y su venta por catálogo, evolucionando a la promoción televisiva y posteriormente en la década de los ’90 con los primeros indicios de la venta digital.
Es hasta ahora, el S. XXI que el crecimiento del e-commerce ha entrado en una etapa de expansión gracias a los avances en telecomunicaciones, sobretodo en países primer mundistas, donde el 90% de su población tiene acceso a la Web y por lo menos un 60% de ella utiliza este método de compra venta.[1]

Este modo mercantil resulta atractivo en muchos sentidos, tanto para el cliente como para el vendedor. Algunos de los tantos beneficios son: seguridad para el consumidor (la compra se realiza desde su casa), beneficios operacionales (mayor control financiero y de procesos), monitoreo constante (mejorando el servicio y atención al cliente), entre otros más.

Así, no debe ser extraño que dado a los altos costos que supone el establecimiento de un comercio (renta del local, luz, agua, permisos, viabilidad, zonas estratégicas…) muchas compañías decidieran instaurarse de manera incorpórea, digitalmente.

Sin embargo, como toda organización, estas empresas necesitan un proceso de planeación, organización, dirección, control y evaluación para su correcto funcionamiento; mismos puntos administrativos que dan paso a la comunicación para establecer normas, racionalizar y organizar las operaciones de la entidad.

¿Y la comunicación es tangible?

Siendo entidades organizadas, requieren un estudio comunicacional a profundidad, no solo por su calidad de proveedoras comerciales, sino por el papel que están jugando como nuevos retos organizacionales complejos; dicho así por la agilidad y contenidos que integran su sistema de información gerencial, sobre todo la parte de Enterprise Resource Planning (producción, logística e inventario).

Para esto, el comunicador organizacional debe trabajar en directrices básicas para llevar por buen camino el funcionamiento tanto interno como externo de la organización intangible, de este modo, propongo tres puntos estratégicos de acción: Información, Identificación e Imagen.

Información: La información, no es otra cosa que “(…) el proceso comunicativo multidireccional y circular que se adhiere a toda organización.” (Collado, 1997, p. 50) Tanto para el cliente como para el trabajador y la empresa misma.

Antes ya he tratado acerca de la información y el conocimiento en el trabajador, pero no he dicho que la misma empresa debe conocer el entorno en el que se desenvolverá, en el que competirá y los medios persuasivos que usará para tener éxito. Aunado a esto, el comunicador tiene la obligación de velar que la información que se maneja, crea y circula en la empresa sea efectiva y al mismo tiempo correcta.
Ahora, la información que el comprador recibe de una empresa intangible, debe ser la más completa posible para erradicar confusiones o malos entendidos, haciendo que el mismo comprador reciba la información que la empresa quiere dar.

Una de las ventajas que ofrece la tecnología utilizada para estos negocios, es la actualización constante de la información provista en las páginas principales de las compañías del e-commerce; es decir, renovar constantemente los datos no significa el éxito de la entidad, pero sí un paso hacia ella, pues el cliente observará una atención pertinente, la resolución de sus dudas y quizá, hasta podrá establecer una preferencia sobre la competencia por el interés prestado al servicio continuo.

Cabe mencionar que no todo es información pertinente. Depurar y cristalizar lo que se quiere y se necesita comunicar se convierte imprescindible en la efectividad del mensaje.

Identificación: de la gente con la organización y por tanto el orgullo y sentido de pertenencia a la misma por parte de los empleados, según Horacio Andrade Rodríguez.[2]
Poseer una filosofía constitutiva: misión, visión y valores, enmarca el primer paso para llegar a la construcción de una identidad para la organización y que a la vez, proporcionará una adhesión progresiva de los colaboradores empresariales.

La identidad organizacional se convierte en el justiprecio de valores y atributos (gestión de intangibles) que dan origen a la distinción ideológica de la organización en los públicos internos y externos, diferenciación que contribuye a la implantación de un modelo que servirá para la toma de decisiones y acciones adyacentes.

Si los canales comunicacionales internos y externos (circulares), funcionan correctamente, en el proceso de identificación, el consumidor será capaz de reconocer a la empresa por lo que es, hace y vende, seguido de una diferenciación en el mercado, todo, a través de estrategias organizacionales comunicativas, mismas que definen el plan de trabajo que se debe realizar para conseguir los objetivos organizacionales que dan orientación y rumbo a la compañía.

Imagen: Se torna necesario crear una imagen adecuada y sólida de la organización entre su público, en particular para las compañías dedicadas al comercio electrónico.

Para muchas empresas, el área de imagen suele ser lo más importante a manejar, cuidar e impulsar, sin embargo, no todos se dan cuenta que, lo que dan a percibir hacia fuera y hacia adentro, necesita ser construido con veracidad, de otra manera, caen en el engaño y posteriormente en la incredulidad por parte de sus clientes.

La imagen se crea, se modifica y se fortalece, y es allí donde se construyen las bases del reconocimiento que la marca o la compañía tenga en el mercado. Así, el otro (cliente) percibe, construye y reconoce lo que se le oferta.

Hablar de una imagen, no solo se refiere al diseño, requiere una configuración de mensajes que la organización emite por medio de diversos canales, ya sean internos, externos o mixtos, con ayuda de herramientas tales como el periodismo, las relaciones públicas, el marketing, la propaganda (meramente ideológica), la publicidad e incluso la promoción; esto, para cumplir los objetivos que dan identidad a la compañía.

Ahora bien, lo que hace diferente a estas compañías, es el servicio que prestan a sus clientes, más allá de sus productos, puesto que la compra o venta de artículos por Internet se ha convertido en un gusto y a la vez en una creciente necesidad; aunque, muchas veces esto es mermado por la inseguridad latente que el usuario tiene al realizar transacciones, ya sea por los peligros en la banca o por la poca atención que estas empresas suelen prestar a las dudas de los compradores,

He aquí un factor significativo que, de ser atendido con practicidad y precisión, implicaría el reconocimiento positivo y añadiría preferencia si se atienden con efectividad dichas demandas; entonces, estaremos hablando de una imagen empresarial que se mantiene y se cuida con pulcritud, por citar un ejemplo.

Evidentes empresas intangibles

Pasan los años y la humanidad sigue evolucionando así como sus formas de vivir, comunicarse y comerciar. La creación de las organizaciones intangibles es un hecho que estamos viviendo actualmente, sin embargo, darnos cuenta que el diseño de soluciones para los retos que enfrentarán en poco tiempo, es eminentemente necesario; no solo se requiere el trabajo de administradores, consultores o programadores, también le confiere al comunicólogo buscar planes de acción para desarrollar el comercio electrónico que pronto nos tomará para no dejarnos ir.

No solo se trata de empresas que requieren los una planeación estratégica organizacional, sino que van más allá de los estándares que se observan en las habituales, se trata de entidades que están en constante cambio para adecuarse a las exigencias del medio, cambios sustanciales que no tienen periodos específicos; existen riesgos y beneficios que afrontar.

Es aquí donde se vislumbran varios caminos de evoluciones tanto mediáticas, como económicas. Son estas organizaciones las fundadoras del expansionismo globalizado de las PYMES que se desarrollan poco a poco y a su vez, van ganando terreno en las economías globales. Pero eso, ya es otro tema.








BIBLIOGRAFÍA

*Castells, M. (2006). La era de la información. Economía, sociedad y cultura.
         Siglo Veintiuno: México.

*Fernández, C. (1997). Comunicación en las Organizaciones. 
        Editorial Trillas: México

-Electrónicos

*Obtenido el 19 de Noviembre de LIBRO BLANCO DIGITAL http://www.libroblanco.adigital.org/






[1] Asociación Española de la Economía Digital.
[2] Licenciado en Comunicación, maestría en Administración y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITAM. Consultor en materia de comunicación y procesos de cambio.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Remordimientos incompletos




“Febrero es un mes frío, ventoso y extraño; no acabo de acostumbrarme al nuevo año, aún pienso que el tiempo transcurre muy rápido, se me va de las manos cuando trato de alcanzarlo… Así se va la vida, mi vida, se fue; entre las sombras de la memoria yace la duda y la incongruencia del silencio, del miedo que aplasta a la verdad y los fantasmas del remordimiento acompañan mi ausencia.”

I Primeros indicios

Ramiro era mi amigo, una persona buena, inteligente, amable con todos. No diré que era perfecto, porque nadie lo es, pero se esforzaba por vivir adecuadamente. Si no hubiese sido por mi egoísmo al no ayudarlo, quizá en estos momentos estaría aquí, ayudándome con la investigación de mi tesis, quizá riendo de lo tonto que soy en cuestiones amorosas y regañándome por no cumplir con mis obligaciones, pero no está, hace un año que murió por sobredosis de heroína.

Me llamo Omar, conocí a Ramiro en la Secundaria, me llevaba bien con él, pero al entrar a la preparatoria, tomamos rumbos distintos. No fue sino hasta la Universidad que nos volvimos a reunir, habíamos elegido la misma carrera: Derecho. Fue ahí donde volvimos a charlar y a convivir más como antes, y de repente, nos hicimos muy buenos amigos de nuevo.
Ahora que lo pienso, es terrible que Ramiro discutiera siempre a favor de la legalización de las drogas, puesto que él afirmaba que “solo los tontos morían por su propia boca”…qué ironía.

Un día en una fiesta, de tantas que organizaban nuestros compañeros, alguien nos ofreció un pitillo lleno de mariguana. He de decir que para nosotros era normal, pues estábamos acostumbrados a ver ese tipo de cosas en las fiestas e incluso en la escuela, pero jamás habíamos tenido la curiosidad de probarla. Ahora me avergüenza decirlo, pero lo hicimos, no creímos que pasara nada; y así fue, no pasó nada, excepto algunos mareos y falta de fuerza muscular, pero estábamos bien.

Ninguno de los dos comentó el incidente, pero observé a Ramiro muy entusiasmado con la idea de consumirla de nuevo, pues en la escuela había grupos que se reunían para fumar fuera de la facultad o a veces te invitaban solo por ‘buena onda’.  A mi la verdad no me agradaba eso, simplemente no me gustaba, pero a mi amigo, si que le interesaba.
Tiempo después, ya no lo veíamos en las clases, faltaba a la escuela, llegaba cansado o trasnochado; yo sabía que era asiduo a las fiestas y que frecuentaba la casa de un tal “Johnny” pero cuando le pregunté por qué lo hacía, el solo contestaba que por diversión. Claro que no era así,
Ramiro no tenía una vida social de lo más interesante, aún así tenía novia, en su casa todo era normal, estudiante regular, cualquiera diría que vivía bien, sin embargo, ahora sabemos que no todo andaba bien…


II Amor que te has ido…

A mi me lo dijo una vez, “deberías probarla, te abre la mente, puedes ver más allá de lo que ves, sientes lo que nadie te dice y te das cuenta de la mierda de sociedad en la que vives”.
“Estás loco” le dije, “deja de ser tonto y olvida eso, yo solo utilizo lo natural” fue lo único que se me ocurrió. No me volvió a hablar del tema.
Lo quería mucho, sí que le quería... ¡es que jamás imaginé que esto pasaría! ¡Es que, no, no puede ser!, no creo que haya pasado, que se haya ido tan de repente, nadie lo esperaba.
Soy Estela, Ramiro era mi novio, era un buen muchacho, respetuoso, amable…aún me duele hablar de esto.

Su deterioro comenzó tres meses después de haber probado la mariguana, siguió, siguió y siguió, primero con mariguana, luego poppers, y finalmente la heroína. Alguna vez le pregunté que porqué lo hacía, nunca respondía, pero el afán de ser popular y reconocido en las fiestas de la escuela le volvían loco. Seguro que eso fue, pero, no lo entiendo, es decir, yo consumo mariguana y nada me ha pasado. ¡Fue un tonto! ¡Le dije que la dejara!...
Desgraciadamente, sus padres jamás estuvieron allí, tan ocupados siempre con el trabajo, no los culpo, pero algo pudieron haber hecho.

Si tenemos que buscar culpables, yo tengo mucho de que ser acusada. Me duele decir que yo le presenté todo ese panorama en el que me desenvolvía bien, solía consumir algunos estupefacientes desde que tenía 15 para prenderme en las fiestas, de hecho, lo conocí en una ¡pero basta! no quiero hablar de eso. Él está muerto y yo en rehabilitación, ¿qué podría ser peor?
Se me ocurren muchas cosas…


III Papás que entierran hijos

Mi hijo tenía 21 años cuando lo vi acostado en una plancha de hierro en la morgue. Su cabello negro alborotado, sus ojos hinchados como sus labios ¡él, acostadito, sin respirar más, sin decirme papá nunca más!
Los padres no deberían enterrar a sus hijos, no deberían hacerlo. Uno se pregunta, ¿cómo es posible que un joven con tanta vida por delante se extinga, se vaya sin más?
Él era bueno… ¡la culpa la tiene esa maldita Estela! ¡Ella envició a mi muchacho, me lo quitó, me lo mató! Aquí en su casa estaba bien, lo queríamos, no tenía problemas, quizá no lo veíamos mucho pero trabajábamos para sacarlo adelante… ¿drogas? ¡Ramiro jamás lo hubiera hecho, jamás!
¡Me lo mataron, me lo mataron!
¿Y ahora qué queda? Echarle tierra y decirle adiós…


IV Bichitos en el balcón

La verdad no entiendo por qué hacen tanto eco con lo de Ramiro, todos sabemos que la heroína es adictiva y que debes tener cuidado con eso. Nos lo dicen desde la secundaria, nos lo vuelven a repetir en la preparatoria y aún así hay información por todos lados.

Bien que me acuerdo del día en que Ramiro se murió. Debo reconocer que él tenía un problema con el consumo, pues todos le decíamos que parara, que no lo hiciera a lo tonto, digo, no tanto; ¡es que parecía que el chico quería morir!  y nada más por quedar bien frente a sus compañeros.
Yo no entiendo a los chicos de su facultad, conozco a algunos, a los que les vendo, pero creo que solo lo hacen para estar a la moda, pero están muy mal, no saben en lo que se meten, yo no tengo la culpa, allá ellos, ya están grandecitos para saber lo que hacen.

Eran como las tres de la mañana, acabábamos de regresar de un toquín en el centro, y como Ramiro no quería regresar a su casa todo ácido, se quedó a dormir en mi departamento. El chico ya estaba mal, tenía tres meses que consumía la heroína, y lo había dejado muy mal, andaba todo cansado, delgado, desorientado y luego se ponía bien pesado con sus delirios, se ponía agresivo con todos y después le entraba la depresión, ya no había mucho que hacer por él.

Ramiro se levantó al baño, pero como andaba todo mal, se cayó e hizo un ruido fortísimo, me levanté para ver qué sucedía; de repente escuché como gritaba desesperadamente “¡Johnny, Johnny, me comen, quítalas, quítalas!”  Le dije “no tienes nada, tranquilo”, comenzó a clamarse, poco a poco. Me fui a dormir de nuevo.

Cuando desperté eran como las 11 am y le grité a Ramiro “¿Por qué no me despertaste? ¡Tenía que ir a recoger un pedido!” Pero lo único que escuché fue el ruido de los carros en la calle. Me vestí y entré al baño, cuando salí, ví a Ramiro, tirado en el balcón boca abajo, me asusté, corrí a verlo pero era demasiado tarde, había en algún momento de la madrugada, junto a él estaba un pedazo de papel de aluminio con restos del polvo blanco quemado, y su cuerpo, arañado, como si hubiese querido arrancarse la piel.


V Esclavo

“Pero entonces, como siempre, te formaste del hombre una idea más elevada de lo que merece: el ser humano ha pretendido siempre pasar por rebelde, y sin embargo, es un esclavo.
Un esclavo que se pierde ante las embustes de la colectividad, donde lo que es alabado por unos es la muerte de otros, donde las dudas no se resuelven más, donde las preguntas surgen sin querer responderse. Tenía miedo al hastío de la cotidianidad, a las miradas ordinarias de todos; quería, sin embargo la admiración al principio, más no el desastre. Si contaras los pasos que das en la vida, te darías cuenta que muchos estás desprovistos de sensibilidad, ni sentimiento.
Hacemos cosas por hacer, porque nos han enseñado a vivir así. Aún así, el camino de regreso no existe, las cadenas impiden su búsqueda.”