jueves, 26 de mayo de 2011

Semiótica en la Comunicación

El estudio de la semiótica implica una reflexión sobre el objeto de comunicación. Al analizar los procesos comunicativos, ya sean biológicos o sociales, se necesita una significación que conforme dichos elementos. La semiótica es comunicación, comunicación de esos signos que se relacionan formando lo que rodea a todo proceso de intercambio de información.
 Se debe poner en claro el uso de los sistemas conceptuales que nos ayudan a descifrar tal intercambio, pues la confusión podría reducir la producción de un sistema en proceso de generar una significación comprensible, que será insertada en la sociedad, para tener una finalidad lógica y aplicable.


Para llegar a establecer el estudio de la semiótica en la comunicación se necesitó entender que ambas eran complementarias, pues es en la comunicación donde se produce el sentido de los términos, se dan sistemas de significación en los procesos culturales, se producen más signos y significados con la interacción que se encuentra dada en los intercambios sociales, además de una expansión en la naturaleza del significado de cada uno de ellos por medio de la semiótica.


En México, tardaron mucho en ponerse de acuerdo acerca de la importancia que la semiótica ejercía en la sociedad, y aunque estuvieran surgiendo algunas genealogías y otras más ya establecidas, aquí no se dio más que términos relacionados entre sí, no había sistemas conceptuales, todos querían dar su punto de vista sobre lo que ya había sido dicho, tal vez lo comprendían, pero no lo ponían en claro, divagaban y sólo se confundían ellos mismos acerca de lo que harían para tener una semiótica más o menos establecida.


Si en otros campos conceptuales, la semiótica llegó a tomar un lugar de gran importancia, ¿por qué no lo haría en la comunicación, que es el fundamento de su desarrollo? En la biosemiótica se tomó en cuenta todo esto, se hizo un a relación lógica entre los fenómenos comunicativos de los seres vivos y sus procesos semióticos con los que podían interactuar.
Además de la información matemática, que proporcionaba datos relevantes para el estudio de los fenómenos comunicativos relacionados con la semiótica, se aplicó la semiosis, que es la producción de signos, los cuales se dan mediante la comunicación, y que sirvió aún más para el desarrollo de nuevas ramas en ambas teorías, comunicativa y semiótica.


Cada organismo expresa mediante los signos, una semiótica pura, luego, mediante su sistema biológico, para terminar con un nivel semiótico de reproducción social. Solo mediante la sociabilidad es posible sobrevivir en un sistema donde la construcción de signos es fundamental para una interacción que permita la retroalimentación entre las sociedades integradoras de individuos con una semiótica convertible a través de la comunicación.


 Se trata de una finalidad, no de una instrumentalización, la relación y su acción en todo proceso de generación debe ser entendida como lógica y fundamental, pues si hay una mala interpretación, todo podría perderse y desintegrarse. La interpretación del fenómeno semiótico es una oportunidad para seguir en el camino de la construcción, en cualquier campo que se deseé aplicar.
Talvez nos confundimos al afirmar que mediante la comunicación se aplica la semiosis, pero en sí, la comunicación es una forma de semiosis.


Resulta complejo y a la vez redundante el tratar de explicar la relación ejercida entre esta dos posturas, solo podríamos estar de acuerdo en que cada vez que encontremos la solución o interrelación absoluta, otra vendrá, y todo lo que habíamos construido alrededor, será solo otro paso para continuar en la búsqueda de aquello que tal vez se encuentre dentro de todos los campos donde la semiótica es aplicable, es decir, se encontrará en todo y nuestras dudas acerca de cual de las dos es mas completa o el tratar establecer su diferencia, no serán más que la pauta para descubrir nuevas preguntas que algunos evitaran, y se hará una confusión donde cada quien tendrá su respuesta basada en lo que considera verdadero acerca de la comunicación y la semiótica.


Signo de Pierce

Pierce nos explica la significación que se le da al signo de una manera sencilla y comprensible, pues llama al signo representámen, que es algo que, justamente, representa algo en algún aspecto o función.
Cuando alguien lo interpreta, ese sujeto es llamado interpretante del primer signo, aunque sería más fácil denominarlo el interpretante del representámen.
Después encontramos el fundamento el representámen, que es el estado o el lugar en que se encuentra el signo, la referencia que éste tenga.

Además de esto, existen íconos, indicios y símbolos dentro del representámen.
El icono opera por similitud entre dos elementos, como lo es el dibujo de una corona con el objeto real, la imagen lo representa.
El índice es una contigüidad de hechos existentes entre dos elementos, es decir, del ser y ala reacción, por ejemplo, el humo representa el fuego, o un fósil de dinosaurio, que representa en sí al dinosaurio.
El símbolo, es algo más complejo, pues es una continuidad ya instituida, la palabra, por ejemplo, y sus derivados. Aquí intervienen las experiencias pasadas que dan pauta a ala interpretación de un símbolo. Imaginemos una estrella, viene a nuestra mente la imagen de una estrella, de cualquier tipo (icono), también la contigüidad de hechos, como el fulgor de ésta o cualquier otro aspecto (índice), por último, todo lo que relacionamos con el objetos, como una estrella de rock, música, artistas, religión, poder, status, galardón…

Para poder comunicarnos, los signos deben de pasar por un proceso de semejanza entre los individuos que necesiten interpretarlo, pues es necesario acudir a las experiencias para poder descifrar un signo exterior, después será individualizado, pero primero tendría que pasar por el proceso de hacerlo nuestro.  Esta semejanza también esta dada por la concepción que se logre obtener o relacionar con cierto objeto que nos recuerda a la cosa que estamos tratando de poner en común mediante la semejanza de lo que hemos creído es parecida a este nuevo signo.

Las indicaciones tienden a necesitar una significación anterior para poder comprender lo que se explica o se dice en un contexto determinado referente a algo conocido por un sujeto. Si alguien dice que las vacas son verdes, será porque ha observado algo relacionado con lo que dice, pero si yo no lo sé, su signo no valdría nada ante mí, pues no entendería lo que dice. Si me explica que las vacas verdes son de ese modo porque el pasto que comieron tenía colorante, podré comprender su indicación, haciendo una relación entre lo que dice y lo que sé acerca del mensaje contenedor del signo.

Los símbolos son indicio de una percepción individual, se dan por medio de la palabra, los iconos o mensajes varios, pero por lo general, la palabra es donde reside el signo, pues es ésta la que vive en la mente de quienes la usan.
Tratar de destruir o modificar el signo de cierta cosa, sería una pérdida de tiempo, pues es algo que está por todos lados, y aunque pensemos que lo hemos logrado, en realidad solo crearemos una manera más de construir y unir más signos. Todo se relaciona, si no fuera de éste modo, las exclusiones y confusiones aparecerían al momento de tratar de explicar las cosas que rodean al propio signo.

Es por eso que Pierce plantea una relación triádica, entre el objeto, la idea que tenemos de éste y el interpretante. No podríamos dejar de comprender lo que es para nosotros el signo del objeto si no lo relacionamos con nuestras ideas, que han sido concebidas por un fenómeno de ligamento de varios signos, dados a lo largo de más interpretaciones pasadas y relaciones entre más signos. El interpretante es el que lleva todo esto a cabo, donde crea nuevas significaciones, sin darse cuenta, muchas veces, que todo lo que ha construido no es más que la reproducción de los signos que lo rodean y que nunca lo dejaran de acompañar en la búsqueda de la significación de todo aquello que estuvo, está, y estará dándole un significado a su propia existencia.

Pictórica de Renè Magritte

El trabajo de René Magritte nos introduce a los pensamientos más lejanos que el ser humano es incapaz de alcanzar sin motivación alguna.
No es necesario tratar de entender su obra desde el primer momento, con el simple hecho de sentirlo y pensar que estamos inmersos en él, podemos descubrir lo que nos quiere decir, el momento de la interpretación siempre llega, además de la significación que deja particularmente para nosotros como espectadores.

En su trabajo, la semiótica está presente, como en todo acto de comunicación humana; consta de tres etapas: el reconocer, la sorpresa y la liberación del pensamiento. La primera tiene como objetivo el dar a conocer al espectador de que se trata, definir el objeto, después viene la posición extraña en que este objeto cotidiano se encuentra y por último la interpretación propia.

Lo importante de su obra, es que nos hace percibir a los objetos comunes como algo fuera de lo normal, por la posición o el uso que se les da en sus cuadros. Más que un trabajo novedoso, Magritte nos presenta las diversas concepciones que el ser humano puede dar a los objetos con los que convive, además de permitir dejar las ataduras de un mundo sistemático, donde la imaginación es suprimida y  todo tiene un objetivo específico  que no cambia.

Nada de lo que plasma este artista esta dado por azar, todo tiene una relación lógica, significante para él, aunque si pusiéramos atención a lo que nos rodea también podríamos concluir que todo tiene una relación muy estrecha, cualquier objeto puede significar algo o mucho, es cambiante y a la vez individual. Si tan solo dejáramos de pensar como nos han enseñado, miles de significaciones serían descubiertas, desde la relación entre un caracol con la vida del hombre, hasta las preguntas más intrigantes que aquejan al ser humano.

Un papel muy importante en un sistema de signos es el pensamiento, pues es el que determina la significación del objeto, sin éste, no se lograría más que un acercamiento falaz a las distinciones que se han creado desde la concepción del mundo, incluso, es el que más nos acerca al inicio de la idea surgida en la mente, al origen de la imagen fabricada por nosotros, para nosotros y de vez en cuando externada al mundo.

Ahora bien, si hablamos de las categorías dadas por Pierce para dar cuenta de toda experiencia humana encontraremos un punto interesante en la primeridad, pues la relación que le damos a cierta cosa u objeto por estar ligado a dichas experiencias, se vuelve de una manera, tan personal, con una idea muy arraigada, que difícilmente podrá ser cambiada, y es ahí donde se encuentra la diversidad de pensamiento que hace de la semiótica algo interesante, pues las significaciones serán infinitas en nuestro pensamiento e interiorizadas, gracias a esta significación, de diversas maneras, tantas, que será imposible ser comprendidas por los demás debido a la falta de experiencias afines a dicho significado.

La segundidad viene ligado al tiempo, las causas y efecto de ellos, se toma en cuenta como algo real, algo que tratamos creer real, pues tiene espacio y tiempo determinado, algo muy definido y concreto, para algunos, los que todavía no han podido encontrar la falsa significación a esto, ya que, a mi punto de vista, la segundidad no existe, nos hemos hecho creer que allí está para no perdernos dentro de nuestra primeridad y tratar de encontrar a los demás en el mismo sistema sígnico.

La terceridad es simplemente la significación colectiva que se hace para que no se pierda esa segundidad que con trabajos se consigue, pues necesitamos vivir en un mismo sistema para ser entendidos y compartir nuestra primeridad, aunque no sea comprendida por todos, pero nos alivia el pensar que lo es.
Se han creado estos sistemas semióticos para interactuar en nuestra primeridad, pero será imposible, porque las experiencias nunca serán las mismas.

Llegaremos a entender parcialmente la semiótica de las personas, pero no completamente, pues los fenómenos que están a su alrededor son tan cambiantes para ellos como para nosotros. Incluso el tratar de entender nuestra propia semiótica, se torna un problema por los diversos significados que van a pareciendo al hacer el análisis, así como en los cuadros de Magritte.

Se trata de construir un mundo para descubrir en él los demás que están a su alrededor, girando sin ser vistos. Si ahora todo es posible, la pregunta fundamental es ¿porqué no?

Las vacaciones de Hegel

Semiótica en la significación cultural cotidiana

Como seres sociales, nos desenvolvemos en un mundo donde la búsqueda de la razón y los orígenes de los fenómenos que se producen siempre son cuestionados. Tratamos de buscar el significado de todo lo que nos rodea, desde la percepción individual de un amanecer cualquiera, hasta la razón de estar leyendo esto y sus implicaciones. Para estos cuestionamientos y muchos más el “maravilloso” hombre ha establecido diversos métodos de estudio.
La semiótica no es más que el estudio de la significación y el sentido, se da en ciertos contextos y fenómenos de comunicación. Pero es aquí donde el problema surge, su campo de estudio es diverso y tiende al cambio constante.
Hablar de semiótica es hablar de sistemas complejos de comunicación y su desarrollo y diferencias en las diversas culturas, pero empezaremos por describir su componente más básico: el signo.

Uno de los teóricos de la semiótica es Charles S. Pierce, quien nos dice que el representante (símbolo) está compuesto del objeto, la idea y el intérprete. Así, el objeto puede ser aquel que se usa para efectuar la idea, y el intérprete es quien realiza la acción que implica a los tres elementos. Cada uno actúa como componente de un sistema único. Pero Pierce no es el único que ha intentado describir este componente básico en la semiótica.
F. Saussure, francés que describe al signo lingüístico como la unión del significado (imagen conceptual) y el significante (imagen acústica); el significado es aquello que ha sido implantado, aquello no es visible y que viene a nuestra mente cuando el significante resuena en nuestros oídos. La unión del significante y el significado se encuentra en la significación. Y lo clasifica como semiología.
Esto es sólo la parte descriptiva del punto medio en la significación del proceso social que esta en todos lados.
¿Y qué pasa con el lenguaje? El lenguaje no es una estructura, sino signos de descripción (ahora es cuando se enlaza lo anterior con nuestro lenguaje, bueno, solo es el principio).
El lenguaje contiene a la lengua, que es una convención social de un sistema súper editado a la geografía, es intuitiva porque se aprende sin reglas, solo por imitación, así que cada uno repite lo que ha sido implantado, pero con diferente significación, representando la cultura individual.
Hablar de cultura es hablar de sistemas de masas, que aunque no se quiera utilizar este término, estamos inmersos en él.
Umberto Eco señala que toda la cultura es un sistema sígnico, y no se equivoca. Para poder hablar de esto debemos conocer a los famosos “apocalípticos e integrados”.
Este tipo de personas se encuentran en cada uno de nosotros, a veces más en unos que otros y al mismo tiempo, juntos en uno solo.
Los apocalípticos son visionarios catastróficos en lo que a “cultura de masas” se refieren y los integrados son aquellos que tratan de producir y difundir conocimientos. Sin embargo como en todo universo, el equilibrio debe buscarse. No podemos pasar la vida discutiendo de cómo los sistemas están mal aplicados, o emitir o reproducir mensajes propios a todos los niveles.
Para este equilibrio hemos creado a nuestro “superhombre”, concepto ideal de lo que deberíamos ser, de lo que pensamos que deberíamos ser.
Ideal que le teme al cambio, y busca prevalecer ante todo, no importando los sacrificios que llegue a hacer por alcanzar ese objetivo por todos establecido, aunque muchos no sepan ni siquiera como prevalecer, inventaran el modo de hacerse creer dicha idea.
“…superhombre que opone el rechazo y el silencio a la banalidad imperante, nutrido por la desconfianza total en cualquier acción que pueda modificar el orden de las cosas” (Eco, Umberto: Apocalípticos e Integrados.1964.Pág.30) 
Pero al no llegar a alcanzar este ideal, el hombre frustra cualquier intento de mejoramiento personal y lo convierte en simple afición sin hacerlo por el gusto, solo por el cumplimiento.
La cultura esta llena de todo eso a lo que llamamos conceptos “fetiches” que se utilizan para designar la significación a cada elemento que compone un entorno. Hemos creado este tipo de conceptos para materializar nuestra abstracción de lo que pasa por nuestra mente (si es que en verdad existe), los hemos creado para poder transmitir nuestra concepción de lo que está dentro y fuera de nosotros. Pero todo es un “invento” para que los otros terminen de construir nuestro inventos, que al fin y al cabo ya no sería nuestro, sino colectivo.
Perdimos toda individualidad al ingresar a la sociedad, perdimos aquello que solo existía para nosotros, pero si no lo hubiésemos hecho, no se lograría la construcción de la misma sociedad y por tanto no habría la posibilidad de tener todo un contexto lleno de cosas nuevas aportadas por nosotros y para nosotros. ¿En verdad valió la pena despojarnos de lo que por origen era nuestro? Al plantear todo esto, nos volvemos parte del sistema sígnico que analizamos, nos pierde y nos orienta, nos engaña y aclara en la perspectiva cotidiana de la vida social. “Cuando lo analiza, traiciona una extraña propensión emotiva y manifiesta un complejo no resuelto de amor-odio; hasta tal punto que surge la sospecha de que la primera y más ilustre víctima de producto de masas sea el propio crítico” (Eco, Umberto. cit.ant. pág.37)

En nuestra comunicación por tanto la semiótica juega un papel muy importante.
Ese lenguaje de signos es manipulado por la mayoría de las personas para cambiar el significado de lo comunicado, ya sea para bien o para mal.
En este caso la interpretación del mensaje puede ser tomado de diversas maneras dependiendo del contexto de desarrollo y teniendo como agentes de cambio a los factores externos que envuelven al individuo en su cultura.
“Toda definición del fenómeno en términos generales corre el riesgo de ser una nueva contribución a aquel carácter genérico típico del mensaje de masa.”(Eco, Umberto. cit.ant. pág.43)
Lo individual se hace colectivo, y en este sentido lo cultural toma diferentes aspectos, como la interpretación que se le puede dar a las producciones culturales.
Un ejemplo claro son las expresiones artísticas pictóricas, como las de René Magritte. En su trabajo destaca la interpretación más allá de lo que podríamos observar en sus cuadros, con lo simple logra que el espectador se pierda en los límites de su imaginación y el significado. Los objetos representados, tienen un significado claro si son analizados individualmente, pero al verlos juntos, su estructura cambia para llevarnos a descubrir más que un objeto, todo un mundo de posibilidades al cambio de la significación y también la forma de concebir nuestra realidad.  “Cuando, después de un viaje a través de la obra de Magritte, el espectador vuelva a la realidad cotidiana, su percepción de las cosas habrá cambiado, su visión de lo real se habrá renovado por el contacto de lo posible…” (Everaert-Desmedt, Nicole: ¡Ya no hay cosas ordinarias! Interpretación semiótica de la obra de René Magritte: pág.77)
Además de este tipo de significaciones presentes en toda cultura, existen un sin fin de obras que esperan ser significadas en la forma propia del individuo perteneciente a todo un contexto social.
Solo queda buscar el significado del significado, es decir, que representa para nosotros.
Esa búsqueda se hace inconscientemente en nuestras acciones diarias. Es bueno cuestionarse sobre todo esto, después de hacerlo podremos manipularlo y orientarlo hacia mejores formas de análisis y el signo será ejecutado de diversas maneras, tantas que se tendrá que volver a hacer un estudio, y así nunca acabar. Pero ahí es donde se encuentra lo interesante de todo esto en la superación continua de lo ya establecido.
Aunque esa búsqueda ya está establecida, establecida por nosotros y nuestra gran sociedad.

El mito del súper hombre

La invención de un hombre con poderes súper humanos, no es más que el ideal a alcanzar por todos los habitantes de este planeta.
Este hombre es una falsa perfección que la sociedad ha plasmado en historietas, donde es su historia, la que nunca cambia y sigue siendo un símbolo de status perfecto para seguir, alcanzar, anhelar.

Cuando pensamos en superman, inmediatamente nos viene a la mente una fantasía idealista, en el ser extraordinario, que, gracias a cualidades fuera de lo común tiene una vida perfecta y puede hacer cualquier cosa para hacer felíz, más no ser felíz por completo. Hemos construido un hombre que vive el sueño de cualquiera, pero sin darnos cuenta que todo poder conlleva a una responsabilidad.

Creemos que al ser superdotados todo tendrá solución y cualquier obstáculo podrá ser eliminado, pero no nos damos cuenta que el propio superhombre que ha sido creado, es incapaz de ser plenamente felíz aún con superpoderes, pues tiende a ser finalmente una extensión de la propia humanidad insatisfecha por su ignorancia e indiferencia de las cosas que la rodean y que podrían llegar a convertirla en una utopía, si es que se diera cuenta de esto.

El hombre, en su afán de superarse a sí mismo, ha tratado de eliminar aquello que lo debilita según su concepción. Ha intentado escapar del tiempo que tanto lo atemoriza, porque sabe que tiene un principio y un fin, sabe que nada puede hacer contra el tiempo, eso que lo mide en cada acción y que en cierto modo lo limita. Así, todo lo que está dentro del hombre, todos los temores y deseos son reflejados en este superhombre, lleno de signos los cuales lo hacen identificarse con cierta comunidad.

Superman no es el único ideal que existe de un hombre perfecto, cada comunidad acepta cierto arquetipo con el cual se siente identificado, pues tiene características propias de la región así como un lenguaje simbólico que lo hace representativo a un grupo social determinado.
Muchas veces este ideal esta limitado a una zona, pues para algunos este símbolo puede significar un ideal a perseguir, y para otros será totalmente desconocido, pues los signos que lo rodean nada tienen que ver con su concepción de un ideal.

Si para la mayoría de la sociedad capitalista un superhombre es aquel que tiene superpoderes, es ágil en cuestiones sentimentales y salva de los malos a gente común, para otras culturas ajenas a este tipo de ideal, un superhombre será aquel que es capaz de seguir las normas de su comunidad y cumplir con su deber, así como ayudar a los demás sin tener superpoderes, o sea, tener una conciencia cívica y política sin la necesidad de utilizar cualidades extranormales.

Vivimos en un sistema de iteración, dónde se plasma una idea por varias generaciones, haciendo más difícil el cambio en la ideología común, pues el hombre es quien se ha autodeterminado como un ser que está encauzado por su pasado, haciendo más difícil dicho cambio, pero a la vez sin ser realmente buscado, pues es esta iteración la que nos hace querer volver a escuchar y pensar en la misma historia, tantas veces repetida.

El ser humano tiene miedo al cambio, pues se siente seguro en ese sistema conocido, no importando si existe inconformidad o no. Cuando el cambio es logrado, aunque sea parcialmente, se vuelve al mismo tipo de sistema anterior, con diferente nombre o concepción, pero la misma estructura. Es por eso que se busca un ideal, porque sabemos que no cambiará y que por más que lo haga, seguirá siendo el gran ideal para todos.
Un ideal lleno de signos que lo determinan como parte nuestra y que nosotros mismo somos los que le concedemos dichos signos, para que podamos vernos reflejados y no perdernos en nuestra propia transición de adopción de signos, aunque no nos demos cuenta.

La Raza Cósmica

Desde los orígenes, el hombre ha tenido una herencia psicológica y étnica, arraigada a las circunstancias de evolución de sus antepasados.
La mezcla de castas ha surgido desde el origen del hombre, ya sea por invasiones o por desplazamientos en busca de un mejor territorio por habitar.
Las principales razas que fueron base del mestizaje fueron, la negra, la india, el mogol y el blanco, siendo este último el puente de la creación en el gran mestizaje.

La civilización mesoamericana es una de las más antiguas, sino es que la más antigua de todas. Se considera una repoblación al momento en que el blanco, proveniente de Europa, trae consigo un bagaje de cultura heredada de sus antepasados jamás descubiertos en la América.

En el caso de los americanos, específicamente los de América del sur, encuentran en sus raíces de los hispanos, quienes tomaron ventaja ante los sajones en un tiempo crucial para el redescubrimiento de tierras puras. Tras un proceso muy largo de conquista, el conquistador español desperdicia el arrojo con que se lanzó a buscar nuevos territorios, al establecer sus ya implantadas tradiciones monárquicas.
El intento de imitación al Imperio romano fue lo que fulminó la organización, así como en otro tiempo lo llegó a hacer con Italia y Francia.

En contraste, la nueva raza sajona establecida al norte del continente, logró un avance tras la emancipación de un gobierno atrasado socialmente y logró el equilibrio en su sociedad, con miramientos hacia el futuro y la construcción de una raza poderosa orgullosa de su liberación y adoptando los mejores modelos de sus antes opresores.
Mientras tanto, el hispano, tras una independencia, terminó renegando su origen, prefería mil veces haber descendido de un sajón que de un hispano.
 He ahí el problema de nuestra raza, nos negamos unos a otros, tratamos de sobresalir individualmente, cuando no nos damos cuenta que la colectividad es lo que hace falta para el surgimiento de una raza fuerte y próspera. Las columnas fuertes no caerán con facilidad, las bases deben ser fuertes, pero si negamos esas bases, ¿que será de la construcción futura?

Sedientos de poder, recién liberados, nuestra raza hizo y deshizo a su antojo, no importando las negligencias, traiciones y corrupciones que tuvo que cometer para alcanzar un poco de ese sueño dorado que es el sueño sajón. La división poco a poco fue horadando el único planteamiento evolucionista en nuestra raza. Faltó decisión, sobró vanidad.

Un hecho clave para todo este desastre, fue nuestra propia geografía, incapaz de comunicar con rapidez lo que acontecía en tal lugar; así se fue postergando la información de ideas renovadoras que talvez nos hubiesen hecho tomar decisiones más acertadas, o por lo menos, hacer del intercambio de información y mercancía entre las colonias Americanas, algo más sencillo, talvez hubiese florecido el comercio entre nosotros y seriamos capaces de un intercambio cultural mas enriquecedor en varios aspectos sociales

Este intercambio fue, sin duda, un suceso de suma importancia, pues, al combinar ideologías europeas con las indias, se dio paso a lo que hoy conocemos como la quinta raza, una raza que tiene todos lo beneficios para triunfar en el mundo. Pero ha sido genéticamente modificada al buscar la perfección estética en la procreación de nuevos individuos. Tal vez esto traiga consigo un nuevo código de valores, dónde se buscará la perfección física e intelectual.
Es cierto, se busca una perfección, pero siempre orientada hacia la evolución que el ser humano debe entender desde una ética natural, donde prevalezca el amor por el mejoramiento de las sociedades, y sobretodo, el renacer de la latinoamericana, desde una visión hacia el progreso, sin olvidar las bases que han hecho de estas naciones lo que son ahora. La aceptación del origen augura un futuro firme, donde las acciones contribuirán al equilibrio entre los pueblos del mundo.

Bibliografía: Vasconcelos, José. La raza cósmica

La Ciencia, su método y su filosofía

El hombre en su afán de entender y explicarse lo que sucede a su alrededor, emprende la búsqueda de respuestas y para esto ha creado la ciencia.
Definida como el conocimiento racional sistemático, exacto y verificable, que como actividad pertenece a la vida social.
Ésta se divide en dos segmentos: la Ciencia Formal y la Ciencia Fáctica.
La primera es también conocida como ideal, es de carácter deductivo, plantea axiomas (fórmula bien formada e un lenguaje formal que se acepta a través de una demostración), su aplicación en general va desde la lógica hasta las matemáticas.
La Ciencia Fática se trata de una observación, experimentación e interacción con el fenómeno. El conocimiento aplicado es empírico, que puede clasificarse como racional y objetivo. Racional debido a el uso de conceptos, juicios y raciocinios aplicados en ideas no tan nuevas que están organizadas en sistemas de ideas, llamados teorías. Y objetivo porque concuerda aproximadamente con su objeto además de verificar la datación de las ideas a los hechos (observación y experimentación).

Para nuestro interés, entraremos en el Conocimiento Científico Fáctico, el cual parte de los hechos y siempre vuelve a ellos. Intenta describir los hechos tal como son para así tener una observación más objetiva. Incluye datos empíricos y cuantitativos (tablas, gráficas).
Además presenta trascendencia en los hechos, para esto, descarta los algunos hechos produciendo y explicando nuevos. Racionaliza la experiencia en lugar de limitarse a describirla.

La Ciencia es analítica, descompone los problemas en elementos para descubrir el mecanismo interno del fenómeno. Esto puede ser crucial en una investigación, ya que para entender el todo, se deben analizar sus partes y de esto descubrir cuales no funciona o causan el cambio en el fenómeno.

Este tipo de conocimiento científico es claro y preciso, no puede andarse por las ramas, debe tener resultados claros desde el momento en que se plantea el problema, partiendo de nociones específicas y definiendo la mayoría de los conceptos, para esto debe crear lenguaje artificial que será usado para el hecho que se investiga, así, mostrará un específico resultado que se plasme en el lenguaje utilizado para describir al fenómeno.

Un factor importante del conocimiento científico, es el deber del científico de externar los resultados y conclusiones a los que se ha llegado, pues el conocimiento debe ser universal y si restricciones. Bastante importante tener el juicio necesario para hacerlo, pues así, se mejorará el conocimiento que se haya conseguido y talvez alguien más lo perfeccione.

No se puede dejar el conocimiento en el desorden total, debe contener un sistema de ideas conectadas. Hipótesis, que planteará la solución o el posible resultado del hecho en el cual se trabaja, para esto se partirá de pautas generales a las particulares para que el hecho sea lo mas claro posible y de esta forma, la investigación culmine de la mejor manera y con los propios resultados.

Al realizar la búsqueda de información del conocimiento científico, se toman en cuenta las leyes naturales y sociales que rigen un hecho, es aquí donde se separa lo natural de lo social, pues al hacerlo se encontrará una inferencia eficaz sobre la separación de ambos factores. Así, se buscan repuestas básicas a las preguntas ¿porqué? y ¿cómo? a manera de explicar el fenómeno, tratando de que la investigación no tenga barreras que puedan obstaculizar el conocimiento.

Nos resulta útil el uso del conocimiento científico, ya que se busca la verdad en el proceso, y es aquí donde el ser humano puede encontrar las respuestas que siempre ha buscado desde el inicio de su vida. La respuesta puede ser sencilla o ser muy complicada para comprender, pero gracias a la investigación realizada en este conocimiento, se puede deducir la respuesta y comprenderla de una manera más favorable. Se aprenderá a tomar control de los fenómenos que están a nuestro alrededor para alimentar los deseos de respuestas de la mente humana.
El conocimiento científico consta de procedimientos ordenados para llevar a cabo la investigación. Esto es conocido como un método, el método de la ciencia.
Este método presente niveles de conocimiento tales como el estético y el gnoseológico. No debemos dejarnos llevar por ninguno de los dos, pues la investigación podría ser manipulada por dogmas que intentan prevalecer en el conocimiento científico, opacando otras ideas. Para esto, se ha instaurado la veracidad y la verificalidad, la primera es una evidencia que la mente de cualquier individuo puede plantear por razones empíricas y aunque sea verdad, necesita ser verificada, es decir, comprobar mediante un proceso que lo que se propone tendrá tales resultados o provocará los efectos que se plantean.          
Ciertas veces el conocimiento científico puede tener resultados inesperados y poco convenientes e incluso ir en contra de la intuición popular, es por esto, la importancia de la verificalidad, para ser tomado en cuenta como científico.

Se necesita partir de una técnica del conocimiento que introduzca satisfactoriamente a la investigación, y existen ciertas normas ha seguro para que le planteamiento tenga éxito, como la ordenación de datos (debemos recordar que toda investigación científica es sistemática) la cual llevará a la idea de una completa y exhaustiva revisión de todas las fuentes que se usen para el desarrollo del hecho.
Antes, debemos plantear lo que vamos a indagar, sobre que, cuanto, como, donde y porque, después, vendrá la comprobación mediante la aplicación de experimentos. Además surgirán métodos teóricos, para comprobar los resultados, es decir, se crearán métodos para verificar la investigación. Serán teorías que se contrastan con los hechos.

En resumen, el método científico no es un dogma más, pues se esfuerza por indagar más allá de lo que ponen frente a él, se encarga de formular preguntas para tratar de explicar algún fenómeno que le interesa y aunque el resultado no sea de lo más conveniente para el investigador, por el simple hecho de llevar a cabo el método científico, descubrirá más cosas de las que pensaba. Es interesante saber que el hombre tiene la capacidad de llevar a cabo estos registros e investigaciones porque cada día que experimenta con la ciencia, va creciendo en el saber y el desarrollo individual y a la vez contribuye al social.
Bibliografía
Bunge, Mario. La ciencia: su método y su filosofía. México: Nueva Imagen. 1989, 1992